PRODUCCIÓN ANIMAL: ¿PROBIÓTICOS O ANTIBIÓTICOS?
El uso indiscriminado de antibióticos en la producción animal como promotor de crecimiento ha generado el aumento de las resistencias bacterianas y las correspondientes dificultades en el tratamiento de algunas enfermedades graves en las personas.
Esto se debe a que las bacterias resistentes a los antimicrobianos pueden transmitirse de los animales al
hombre, a través del contacto directo y el consumo de alimentos provenientes de ellos. Por ello, las
medidas que apunten a la disminución de la utilización de antibióticos en producción animal impactarán
en la prevalencia de bacterias resistentes y por lo tanto en la salud pública de las comunidades.
Ante este panorama, los microorganismos probióticos pueden ser unas de las herramientas para disminuir
la utilización de antimicrobianos en la producción animal. Los mismos son definidos como «microorganismos
vivos que al ser administrados en cantidades adecuadas confieren efectos benéficos al hospedador»
(FAO/OMS, 2002).
En el humano generan un gran número de beneficios con efectos frente a intolerancia primaria y secundaria
a la lactosa, infecciones intestinales, diarreas asociadas a antibióticos, gastroenteritis, efectos sobre el
colesterol sanguíneo, antiestreñimiento, estimulación del sistema inmune, afecciones gástricas, efectos
nutricionales, como moduladores de la inmunidad, en tratamientos de artritis reumatoidea, y previniendo o
reduciendo los efectos de la dermatitis atópica, en la enfermedad de Crohn y en la diarrea, entre otros.
En producción animal se han reportado efectos en bovinos, cerdos y pollos incluyendo mejoras en la salud
general, eficiente utilización del alimento, rápida tasa de crecimiento y mayor producción. Estos beneficios
son adjudicados por: la competencia de los microorganismos por comida y sitios de fijación en el animal
frente a patógenos, estimulación del sistema inmune local o sistémico y/o producción de sustancias activas
que actúan contra microorganismos perjudiciales.
En nuestro país se está dando una intensificación de la producción animal lo que hace más vulnerable a los
animales a distintas enfermedades y una gestión inadecuada de estos sistemas puede traer aparejada el
mayor uso de antimicrobianos. Es por ello que debemos utilizarlos de manera criteriosa e incorporar
herramientas saludables, como los son los probióticos, a la nueva realidad productiva.
Fuente: INTA (inta.gob.ar) Por Ezequiel BERTOZZI , Florencia LURASCHI
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